En un post, Vitalik Buterin se ha hecho eco del estado en el que se encuentra el ecosistema cripto: “Too Old to Rock’n Roll; Too Young to Die!”, haciéndonos eco de la vieja canción del legendario grupo musical Jethro Tull. Lo hizo el pasado 31 de enero, con un post titulado “El fin de mi infancia”.

Cumpleaños 30 de Vitalik

Ese día Vitalik cumplió 30 años. Se sentía bastante más mayor que aquellos que últimamente le han rodeado en múltiples proyectos. En cierta forma, es una manera de empezar a sentirse eso, mayor. Por supuesto, no viejo; pero ya no un niño. Como el propio ecosistema cripto: aún lleno de jóvenes, repleto de la fuerza que da su poca edad y la de quienes se incorporan al mismo con menos de 20 años cumplidos. Pero ya no es el ecosistema de cuando Vitalik descubrió Bitcoin, cuando apenas tenía 17 años.

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Vitalik ya no es un niño, ni se siente como esa especie de “Zuckerberg alternativo”, como él mismo reconoce y a pesar de su rostro infantil. El ecosistema cripto también está saliendo de su infancia. La reflexión empieza cuando -en una reunión, en un espacio comunitario, una casa hacker- mira a su alrededor y percibe que, entre aproximadamente treinta personas, él es el más mayor, con mucha diferencia. El niño prodigio, ya no es un niño. Ahora está en otra etapa y, como el mismo dice, en otro rol. También dentro del ecosistema cripto.

Todo ha cambiado

En los diez años de media que le separan de sus colegas de comunidad, casi todo ha cambiado. Como reconoce, hasta su personalidad ha cambiado. También las ciudades, los amigos, la política, los temas de conversación, las modas. Todo se acaba. Todo es finito, que el término que utiliza.

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Entre lo más revelador del escrito, la parte en que confiesa que se dio cuenta de la imposibilidad de inventar el óptimo mecanismo de gobernanza matemáticamente demostrable. En el intento, descubrió otras cosas. Pero el objetivo final resultó imposible. Ejercicio de realismo y adultez, que viene a ser lo mismo.

El ejercicio de reflexión tiene su extensa fase regresiva. Las referencias a sus inicios a cargo de la publicación Bitcoin Magazine, su estancia en España en 2013, la justificación del encuentro con Putin en 2017. Cinco años después se dio cuenta de lo que significó lo último de legitimación de un dictador y, tal vez lo más importante, de la legitimación que el espacio cripto otorgó al dictador ruso.

La proyección está en la tecnología

La fase regresiva se dirige también a lo cripto. A 2008 y su nacimiento. Como subraya, como consecuencia de la Crisis Financiera Global. Referencia obligada también a esa portada de The Times del sábado 3 de enero de 2009. Entonces, lo que estaba en el horizonte eran cosas como abolir el dinero fiat, los bancos. Pero ese discurso con relación al dinero y los bancos ha cambiado en los quince años transcurridos. También dentro, incluso en el core, del ecosistema cripto. Ahora lo importante son otras cosas.

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Tras ofrecer los resultados de una encuesta sobre una lista de las cosas que más han importado, en Estados Unidos y el mundo, durante los últimos años, Vitalik subraya el diagnóstico: no están los bancos, ni el dinero fiat. Esto no significa que lo cripto deje de tener sentido. Menos aún que esté muerto. Como dice la canción: “Too Young to Die!”. Lo cripto es importante para conseguir unas mejores finanzas, porque el dinero y las finanzas todavía importan, y, más allá de las finanzas, para ofrecer una alternativa más abierta y democrática a la sociedad, ayudando a los que actualmente están excluidos del mainstream de la infraestructura digital. Lo financiero es importante; pero la raíz y la proyección está en la tecnología.

A lo anterior, vincula una constatación derivada de su experiencia durante el último año: crecientemente los desarrolladores cripto residen en países no-occidentales. En países jóvenes, que son los que inyectan juventud a lo cripto. Más y más proyectos cripto se sitúan a lo largo del mundo o, incluso, en ningún lugar. Si el antropólogo recientemente fallecido Marc Augé nos hablaba de los no-lugares físicos -estaciones, aeropuertos, lugares de paso- Buterin apunta a los no-lugares digitales, como fuente de esos no lugares físicos.

Mientras en Occidente -y especialmente en lo “más Occidente” del hoy cultural de Occidente, que es San Francisco- sólo se sitúa lo cripto en vinculación con la IA, Vitalik reivindica el papel que todavía tiene lo cripto en el día a día de los ciudadanos de países como Argentina, Zambia o Turquía. Podríamos extender la denominación: Venezuela, Salvador…

La economía y las finanzas siguen siendo importante para lo cripto. Pero, como tecnología de la descentralización, sus potenciales áreas de desarrollo son inmensas. También aquí Vitalik nos presenta una lista. En el horizonte, constituirse como tecnología de la gobernanza democrática. El reto, superar la oposición entre participación “anónima y entonces de poca confianza” y “verificada y ‘Know Your Client’”, entre organización-desconfiada y organización Gran Hermano.

Mix entre pragmatismo e idealismo

El post de Vilatik Buterin es bastante más que una reflexión personal a partir de un cumpleaños. Es un análisis del estado del ecosistema Blockchain y lo cripto. Un análisis en el que se va de los contextos, las demandas situaciones, a una radiografía de la situación actual de las prácticas incluibles en el ecosistema. Lo que incluye a los usuarios y los que desarrollan proyectos. A los idealistas y los materialistas. A los que practican el ecosistema y a los que también lo hacen hablando del ecosistema, a los que, seguramente con ironía, denomina intelectuales.

Articular a todos los actores, con sus respectivos sueños, es posible y necesario. Es el camino que recomienda emprender en la siguiente fase del ecosistema. El camino del renacimiento de la tecnología cripto pasa por un mix entre pragmatismo e idealismo. Algo que Buterin dice poniendo su mirada especialmente en América Latina. No tanto como un deseo, sino como un ejemplo.

Por último, también apunta a cómo abordar personalmente los años que vienen. Demasiado joven como para no hacerse propósitos. El envejecimiento y la muerte están ahí, como condenas biológicas. Pero, también, el nacimiento. Y el renacimiento. De las cosas y uno mismo.

*Foto incluida por Vitalik en su post: los amigos del desarrollador en una cafetería en Buenos Aires, donde pagaron con ethereum