GameStop ha tenido un papel importante en la llegada de las memecoins como nueva especie de dinero: el dinero emocional. La historia de GameStop apenas cumple cuarenta años. Una historia en la que, para muchos, sobresalen las imágenes de jóvenes y adolescentes revolviendo entre sus cajas de videojuegos. Imágenes haciendo colas para probar el nuevo videojuego promocionado. Imágenes de emociones. Para otros, GameStop sólo sea otro nombre protagonizando las páginas color salmón de los periódicos financieros.
Comparado con otras empresas tal vez no sea demasiado tiempo cuarenta años. Aunque ha dado para que dos generaciones de esos jóvenes y adolescentes vivieran momentos felices entre sus paredes y pantallas. Cuarenta años tal vez sea poco tiempo y, sin embargo, ya ha protagonizado varios casos “GameStop”. Una historia en la que las criptomonedas han venido creciendo en protagonismo. Ahora lo hacen las memecoin.
Memecoins
Una empresa es una entidad que coordina recursos materiales, humanos, financieros o tecnológicos, con el fin de obtener un beneficio. Esta es la definición más o menos oficial. Pero también es la coordinación de emociones. Por su puesto, de quienes la ponen en marcha. También de sus empleados y sus clientes. Las historias de muchas de estas empresas pueden escribirse en clave emocional, más allá de su historia en balances financieros y libros contables. Ahora bien, historia emocional e historia económica parecen seguir caminos distintos. En muchas ocasiones, ni siquiera paralelos. Sin embargo, con el surgimiento de las memecoins podemos estar asistiendo a una especie de puente entre ambos flujos, el emocional y el financiero. Es lo que parece darse en el nuevo caso GameStop.
EL PAPEL DE LAS MEMECOINS EN LO QUE ESTÁ SUCEDIENDO EN GAMESTOP
GameStop puede considerarse un ejemplo de la necesidad que tienen las empresas -y las personas- de readaptación continua a los acelerados cambios que vivimos. Bien es cierta que las refundaciones recientes de GameStop han tenido mucho que ver con el vínculo que ha llegado a crear entre sus usuarios, de sus clientes. Al final y más allá de liderazgos, han sido los que se han configurado como comunidad dispuesta a dar aire a la empresa.
La trayectoria de GameStop no deja de sorprendernos. La empresa empezó su andadura en Dallas con el nombre de Babbage. Era 1984 y era una tienda dedicada a software educativo. Diez años después vino la primera de una continua cadena de refundaciones. Se empezó a centrar en la venta de videojuegos. En el año 2000 y tras fusionarse con distintas empresas -Software Etc., FuncoLand y EB Games, se renombró como GameStop. Empezó a cotizar en la Bolsa de Nueva York (NYSE) el 13 de febrero de 2002. A partir de aquí emprendió su expansión internacional, abriendo tiendas en Canadá, Europa y Australia. Era el inicio del siglo XXI y el gran momento de las consolas de videojuegos. Momentos en que no faltaba una PlayStation o una Xbox en los hogares donde hubiera menores de veinte años. Fue también el gran momento de GameStop.
Cierre de tiendas
El segundo decenio de este recién empezado siglo XXI seguiría trayendo cambios. El gran atractivo del mundo es que no para y que cada vez rueda más deprisa. Algo que en el campo económico puede llegar a tomar la forma de una montaña rusa. Los videojuegos físicos, los que se compraban en las tiendas de GameStop, van dejando paso a las descargas digitales y el streaming. Esto obligó a la empresa a cerrar numerosas tiendas y diversificar la oferta de productos tecnológicos a partir de 2015. Aun así, las cosas no pintaban bien. Del previo eufórico espíritu de expansión se pasó al agónico de la lucha por la supervivencia. Con ello, polémicas decisiones, como la de mantener abiertas las tiendas al principio de la pandemia de la Covid-19.
Previendo -y, en consecuencia, provocando- el final de la empresa, varios fondos de inversión empezaron a desarrollar una estrategia que tenía por objetivo obtener beneficios financieros de lo que se consideraba un cadáver económico. Varios fondos de inversión y hedge funds tomaron posiciones cortas significativas en las acciones de GameStop, anticipando la disminución en su valor. Es decir, apostaban por una caída del precio de la acción de GameStop. Se trataba de entidades como Melvin Capital, Citron Research, Point72 Asset Management o D1 Capital Partners.
Los inversores minoristas
¡Y en enero de 2021 se produjo el denominado short squeeze impulsado por inversores minoristas! Estos inversores minoristas, coordinados entre sí especialmente a través de las redes sociales (Reddit, Discord), empezaron a comprar masivamente acciones de GameStop. El precio de la acción se multiplicó. Sin embargo, algunos de los fondos que habían apostado por la muerte de GameStop lo pasaron muy mal, pues el acontecimiento les generó importantes pérdidas. Sus carteras de inversiones experimentaron una gran volatilidad. Se trataba de un acontecimiento financiero sin precedentes. Se convirtió en el caso GameStop.
ASÍ ES EL LUCRATIVO NEGOCIO DE LA RAPERA IGGY AZALEA CON LAS MEMECOINS
En el transcurso de esas dos semanas de enero de 2021, el precio de las acciones de GameStop aumentaron un 1500%. Detrás de este hecho se puso a una comunidad cripto de Reddit llamada r/wallstreetbets. Las intervenciones de Elon Musk en las redes sociales tampoco fueron ajenas a esta subida. Su tuit “Gamestonk!!” pasará a la historia de la comunidad financiera.
Un tuit que ha tenido las más diversas interpretaciones. Tal vez el espíritu gamer del multimillonario o un impulso regresivo hacia el poder de las comunidades de jugadores. Otra interpretación señalaba que el mensaje llevaba un mensaje oculto dirigido contra los inversores bajistas Melvin Capital y Citron Research, viejos enemigos de Musk. El tuit fue publicado cuando Wall Street había cerrado sus puertas. Tal vez sólo fue un empujón de simpatía a los chicos de Wallstreetbets. Un empujón de simpatía a una comunidad de más de dos millones y medio de activos usuarios. En todo caso, la acción de GameStop siguió fuerte los días siguientes.
Movimientos colectivos
El acontecimiento financiero ha sido protagonista de diversos libros que han narrado la aventura de Keith Gill, conocido como Roaring Kitty en las redes sociales, y sus huestes de comprometidos gamers. Es de tal magnitud que se estrenó una película sobre el asunto el año pasado. Tal vez podrían haber hecho un videojuego, pero se optó por estrenar Dumb Money. Una historia en la que unos inversores aficionados con corazón consiguen poner de rodillas a los grandes operadores de Wall Street. Una historia de David contra Goliat. Del corazón frente a la razón económica. De las nuevas aldeas de galos, en clave cripto, opuestas a las imperiales legiones romanas decididas a destruirlo todo. Pero, también, del poder de la comunidad coordinada contra las finanzas centralizadas tradicionales. Y también el nacimiento de un concepto: las acciones meme.
EL VALOR DE LAS MEMECOINS INSPIRADAS EN TRUMP SUPERA LOS $600 MILLONES
Las acciones meme son movimientos colectivos y coordinados por comunidades en línea. Movimientos dirigidos a la compra masiva de acciones de una determina compañía, como en el caso de GameStop, para inflar su precio. Se genera así una especie de tormenta de volatilidad. Después de GameStop vinieron la cadena de cines AMC Entertainment, la antigua empresa de teléfonos móviles BlacBerry o la cadena de tiendas Bed Bath & Beyond.
La historia de GameStop no quedó en su ejemplar acción meme. El puente estaba claro, de las acciones en Bolsa mediante memes a las memecoins. Pues bien, el pasado 12 de mayo Roaring Kitty dijo en redes sociales que estaba de regreso. Y que la cosa iba ahora en serio. Un mensaje que se proyectó directamente en $GME, la memecoin lanzada en Solana el 30 de enero para conmemorar el acontecimiento de enero de 2021.
Dinero emocional
El mensaje de Kitty revalorizó el precio de la memecoin un 750%. El precio de la acción de GameStop también experimentó una notable recuperación, después de varios meses en caída. Se multiplicó su valor por dos veces y media. Es aquí donde se abren las reflexiones. Es decir, unas cosas y movimientos que se reflejan mutuamente. El aumento de la cotización de unas determinadas memecoins, con el aumento del precio de las acciones bursátiles de la empresa a la que apoyan esas memecoins. Una especie de flujo de emociones a dinero. Y de dinero a emociones, pues, cuando se gana o pierde, genera emociones. Las memecoins como una nueva especie de dinero: el dinero emocional.
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