Aunque no sabemos por cuánto tiempo, Monero es el único proyecto de privacidad y anonimato vivo tras el cierre de Samourai Wallet por parte de EEUU. Sparrow Wallet, un proyecto similar a Samourai Wallet, ha anunciado que dejará de ofrecer soporte a herramientas de privacidad como Whirlpool y Soroban, dos productos que formaban parte de la propuesta de Samourai Wallet. Hace unos días, el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ) cerró Samourai Wallet y detuvo a sus fundadores, Keonne Rodríguez y William Lonergan Hill. El DOJ acusó a ambos de realizar más de $2.000 millones en transacciones ilegales y lavar más de $100 millones de ganancias criminales.

Cierre de Samourai Wallet

La decisión del gobierno de EEUU ha tenido un efecto inmediato en proyectos enfocados en la privacidad, como el es caso de Sparrow Wallet, que se convierte en el primero en hacer correcciones y dejar de lado las opciones de privacidad y anonimato sobre Bitcoin. Un duro golpe para su sostenibilidad en el mediano y largo plazo y que subraya la seriedad con la que Estados Unidos se está tomando la regulación del sector cripto.

El movimiento de Sparrow Wallet es un golpe de efecto que deja gran parte de los usuarios de Bitcoin sin instancias conocidas y seguras donde realizar mixing de monedas o CoinJoins. Muchos pensarán que Wasabi Wallet es una opción. Pero la “privacidad” de Wasabi incluye que cada movimiento quedé grabado al milímetro gracias a la tecnología de Chainalysis integrada en este monedero. En definitiva, dicha información no será usada en tu contra hasta que sea necesario

Hacer software no es ilegal

Así, el golpe asestado contra Samourai Wallet comienza a tener profundas ramificaciones en el sector cripto. Su cierre hará que otros proyectos se replanteen mantener sus desarrollos enfocados en la privacidad. Después de todo, nadie quiere ir a la cárcel por hacer un software.

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Hacer software no es ilegal. Lo ilegal el uso que puedas darle. Si creas software para obtener privacidad digital, eso está bien. El problema viene cuando un tercero utiliza de forma maliciosa tu software para cometer delitos. Es esto último lo que hace a muchos desarrolladores plantearse si realmente vale la pena correr el riesgo de que un tercero use incorrectamente mi creación y yo vaya a la cárcel por ello.

¿Qué otros proyectos existen centrados en la privacidad?

Un ejemplo es GRIN. En 2019, este proyecto estaba en la cima. Hasta el punto de que muchos especialistas decían que GRIN era una creación del mismísimo Satoshi Nakamoto bajo un nuevo pseudónimo. Sin embargo, GRIN es ahora un proyecto desierto y abandonado.

La historia de GRIN se repite en casi todos los proyectos centrados en la privacidad. Nombres como Verge, Decred, Secret, Dash o Zcash elevaron en su día la bandera de la privacidad y ahora parecen proyectos zombies. Otras opciones como Tornado Cash (actualmente mantenido por la comunidad) o Aztec, también pasan por duros momentos.

La tendencia es que los proyectos de privacidad vayan cayendo poco poco. Pero no por culpa de los gobiernos o las regulaciones. Fijémonos, por ejemplo, en GRIN, tras su éxito en 2019, el proyecto empezó a desplomarse y en su caída no  tuvieron nada que ver los gobiernos o autoridades. Simplemente murió porque su comunidad fue incapaz de mantenerse cohesionada.

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Facilidad de y Privacidad

Quizá el elemento común que ha quebrado estos proyectos es que no son fáciles de usar por el usuario medio. Por ejemplo, Zcash y sus «shielded address» te pueden proveer de privacidad, pero hacer un uso correcto de las mismas requiere una elevada formación. Dash también adolecía del mismo problema. Sus operaciones privadas requerían de una preparación previa lenta y costosa de realizar. Incluso Bitcoin, con las implementaciones Whirlpool y Soroban que vimos en Samourai Wallet, eran algo poco utilizado a nivel general, pero sí utilizadas para los delitos.

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La facilidad de uso es muy importante, ya que el público quiere herramientas que no sean complejas de utilizar. Especialmente,  de cara a las criptomonedas, que aún son consideradas por la gran mayoría como herramientas complejas. La privacidad y la auto custodia son añadidos considerados por la mayoría de los usuarios como secundarios. .

Los usuarios prefieren facilidad de uso

Las cifras demuestran que esto es así. Frente a los millones de usuarios de Coinbase, Samourai Wallet apenas tenía más 100 mil. Si dejamos decidir a las personas facilidad vs privacidad, la primera ganará por goleada. Esta misma relación se presenta con otros proyectos cripto-relacionados, como pueden ser Nostr o Farcaster, que pese a su éxito, siguen siendo redes muy pequeñas frente a opciones como X o Mastodon.

No obstante, la caída de Samourai Wallet puede servir para impulsar los proyectos más duros dentro del ecosistema. Un ejemplo lo podemos ver en los desarrollos de los Silents Payments o de JoinMarkets, que también permitirían agregar privacidad de forma mucho más descentralizada y difícil de parar. Lo que está por ver es quiénes se atreverán a poner en marcha dichos  proyectos para masificarlos, si ese fuera su objetivo.

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La blockchain es transparente

No debemos olvidar que la blockchain es transparente. En cuanto se detecte la puesta en marcha masiva de dichos proyectos, se empezará a rastrear su origen y a quiénes lo han hecho posible. Repitiendo de nuevo el ciclo que acabamos de ver con Samourai. Un ciclo de nacimiento, crecimiento y muerte que nos hace preguntarnos si podrán mantener el ritmo los desarrolladores o finalmente aceptarán quedarse con el pseudoanonimato de Bitcoin y el resto de criptomonedas. No lo sabemos.

Lo que sí sabemos es que de momento solo queda un proyecto de privacidad y anonimato vivo: Monero. Pero los últimos  acontecimientos nos hacen pensar que tarde o temprano puede ser objetivo del FBI. A medida que el sector cripto este cada vez más regulado, más complejo será de usar estos proyectos de privacidad sin consecuencias. Así que tarde o temprano, desaparecerán.